Síndrome compartimental crónico del ejercicio
¿Qué es el Síndrome Compartimental Crónico?
El síndrome compartimental crónico o compartimental del ejercicio es la aparición de dolor muscular intenso debido al aumento de presión dentro de la fascia muscular. Casi todos los músculos del cuerpo humano están recubiertos por un envoltorio elástico denominado fascia. Esta fascia separa paquetes de un grupo de músculos de otros contiguos, con el fin de aislarlos, ya que cada uno de esto paquetes agrupa músculos con una función similar (extensores por ejemplo) junto a los vasos que los irrigan y los nervios que los mueven. Esta fascia es comparable a los envases al vacío que envuelven las piezas de carne que compramos en el mercado, evitan que entren microorganismos y mantiene la presión en un microambiente aislado.
Estas fascias, a pesar de que son elásticas y que tienen capacidad de dilatarse, no se extienden ante aumentos de presión ilimitados. Al hacer ejercicio los músculos trabajan y reciben un mayor flujo de la sangre, aumentando así su volumen. La cuestión es que la capacidad de distensión de la fascia que envuelve esos músculos es limitada y a veces ocurre que cuando el deportista repite un gesto varias veces aparezca un dolor que se debe a que la presión que existe dentro del compartimento es mayor de lo normal.
Esto es precisamente lo que ocurre en el síndrome compartimental, cuando la presión dentro del compartimento es demasiado elevada para la elasticidad que ofrece la fascia muscular. El aumento de presión, ya sea por pérdida de elasticidad en la fascia, o aumento del contenido comprime los músculos, nervios y vasos que contiene.
Si esta presión interna es muy elevada, el daño causado puede ser de extrema gravedad, causando incluso necrosis muscular. Es lo que ocurre en el síndrome compartimental agudo que requiere una cirugía urgente para salvar la pierna o el brazo. Sin embargo, en esta sección vamos a hablar del síndrome compartimental crónico, más concretamente al de los compartimentos de la pierna y del antebrazo que son los asociado al deporte, de ahí que también se denomine síndrome compartimental del ejercicio. El de la pierna va a asociarse sobre todo a la carrera de fondo mientras que el de antebrazo va a ser típico de deportes de moto así como remo y otros deportes de agua. Cualquiera puede padecer esta afección, pero es más común en atletas y corredores adultos jóvenes que realizan actividades que implican impactos repetitivos.
¿Qué causa el Síndrome Compartimental Crónico del Ejercicio?
En el compartimental crónico, el aumento de presión no es extremo y breve como en el agudo, sino constantemente elevado, aumentando aún más durante el ejercicio. En corredores de largas distancias u otro tipo de deportistas afectos de este síndrome, la presión en el compartimento sufre un aumento durante el deporte, que se traduce en dolor y que generalmente desaparece rápidamente en el reposo; cuando la presión vuelve a bajar. Este dolor suele volver cada vez que se sale a correr, especialmente en periodos de preparación de pruebas de competición y aparece a partir de una cierta distancia, que cada vez será mas corta antes de que aparezca el dolor. La causa del dolor es una isquemia, o déficit de riego transitorio. El aumento de la presión intra-muscular en este síndrome supera el valor de la presión en los capilares que irrigan el músculo de sangre (esta es de alrededor de 30-50 mmHg), por lo cual si la presión sobrepasa esos valores se interrumpe el flujo sanguíneo a los músculos.
En la pierna hay 4 compartimentos musculares, dos flexores (gemelos y flexores del pie), un extensor del pie-tobillo y un compartimento lateral o peroneo. Los compartimentos mas frecuentemente afectados de este síndrome en la pierna (que a su vez es el mas frecuente) son el compartimento anterior y el lateral, y es en esta región dónde el paciente localiza el dolor. En el caso del antebrazo, en el cual hay también 4 compartimentos, los afectados son los dos compartimentos flexores, profundo y superficial, dando dolor en la región interna del antebrazo.
Parece poco probable que la explicación a este síndrome se una causa única como la pérdida de elasticidad de la fascia, sino una mezcla de factores funcionales:
Actividad deportiva + Hipertrofia muscular + Anatomía concreta (fascias tensas)
¿Qué Síntomas tiene el Síndrome Compartimental Crónico?
Los síntomas de este síndrome suelen aparecer a partir de un tiempo determinado de actividad deportiva o una distancia concreta de carrera. En cualquier deportista, a partir de 5-7 km de carrera, el volumen muscular puede aumentar hasta un 25% debido a la acumulación de líquido y el aumento de riego y tono muscular. En este síndrome estos cambios se traducen en dolor. Los síntomas pueden mejorar, pero la historia típica es que cada vez aparece en menos tiempo/distancia. Los síntomas del síndrome compartimental crónico que va a notar el paciente son principalmente:
– Dolor intenso durante la práctica deportiva o la exposición prolongada a una situación de compresión muscular (como ciertas actividades laborales). Al principio el dolor remite al parar, cuando evoluciona tarda incluso horas en mejorar
– Sensación de presión en el músculo. Es una sensación subjetiva ya que desde fuera no es muy peculiar la palpación muscular al ser rangos de presiones altos, pero no extremos.
– Pérdida de sensibilidad: En los casos mas evolucionados, la presión aumentada de manera crónico acaba por dañar temporalmente los nervios y se pierde sensibilidad, Otras veces se define como entumecimiento u hormigueo en la extremidad afectada.
- Rigidez en la extremidad afectada.
- Debilidad de la extremidad afectada.
- A veces, hinchazón o abultamiento como resultado de una hernia muscular.
Hasta en el 20-40% de estos casos encontramos pequeños defectos en la fascia como hernias musculares. Sin embargo, en la mayor parte de los casos la anatomía es normal en la exploración física y por ecografía.
El dolor causado por el síndrome compartimental crónico por ejercicio suele seguir este patrón:
- Comienza de manera constante cierto tiempo después de empezar a ejercitar la extremidad afectada, o tras cierta distancia recorrida o cierta intensidad de ejercicio.
- Empeora progresivamente mientras se ejercita.
- Pierde intensidad o se detiene por completo dentro de los 15 minutos de suspender la actividad.
- Con el tiempo, puede aumentar el tiempo de recuperación después de ejercitarse.
Dejar de hacer ejercicio por completo o solo hacer actividades de bajo impacto puede aliviar los síntomas, aunque suele ser un alivio temporal. Una vez que vuelves a correr, por ejemplo, los síntomas vuelven a aparecer.
Los síndromes más frecuentes son :
A – Síndrome compartimental crónico del espacio posterior de la pierna
El síndrome compartimental Crónico Posterior de la pierna aparece sobre todo en corredores. Un dolor que se sitúa en la pantorrilla y que no deja continuar la carrera o la marcha, por lo que obliga al deportista a tener que parar. Es un dolor que aparece progresivamente y que empeora si persiste el ejercicio, mejorando al rato de parar. Si afecta al compartimento que aloja los músculos gemelos, entonces es superficial, si afecta al sóleo, al tibial posterior y a los flexores entonces es profundo.
B – Síndrome compartimental anterior de la pierna.
El síndrome compartimental anterior de la pierna aparece con frecuencia en marchadores debido al compromiso que sufre el músculo tibial anterior que hace extensión del tobillo en cada paso de la marcha.
C- Síndrome compartimental crónico del antebrazo.
El síndrome compartimental crónico del antebrazo es más típico de motoristas o escaladores ya que realizan esfuerzos continuados con el antebrazo.
Factores de riesgo
Existen algunos factores que aumentan el riesgo de desarrollar el síndrome compartimental crónico por ejercicio, entre los que se incluyen los siguientes:
- La edad. Aunque el síndrome compartimental crónico por ejercicio puede aparecer a cualquier edad, el trastorno es más frecuente entre los atletas menores de 30 años de ambos sexos.
- El tipo de ejercicio. La actividad repetitiva de alto impacto (como correr) aumenta el riesgo de desarrollar este trastorno.
- El entrenamiento excesivo. El ejercicio demasiado intenso o frecuente también puede aumentar el riesgo de sufrir el síndrome compartimental crónico por ejercicio.
¿Cómo se diagnostica el síndrome compartimental crónico?
Puesto que su frecuencia es menor a otras causas de dolor, lo primero que hacemos en consulta es descartar otras causas de dolor como periostitis tibial, tendinitis de peroneos, roturas fibrilares o causas neurológicas, como hernias lumbares que pueden confundir la sintomatología. Es por ello que es frecuente que solicitemos una batería de pruebas en apariencia poco conectadas entre sí, como resonancia lumbar, electromiograma o analítica de sangre con enzimas de destrucción muscular.
De rutina realizaremos una exploración detallada para confirmar la localización del dolor, así como una serie de maniobras asociadas, siendo el mejor método para diagnosticar este síndrome la medición interna de la presión compartimental. Esta prueba consiste en la introducción de una aguja en el interior del compartimento con un dispositivo, que tras calibrarlo, nos monitoriza la presión. No es raro que indiquemos al paciente venir corriendo a la consulta, o que le midamos la presión en reposo, le mandemos a correr cerca de nuestra clínica y la volvamos a medir. Esto es debido a que los valores de presión de confirmación no son siempre absolutos, sino que existen unos valores claros (mas de 30 mmHg en reposo sería confirmatorio), pero otros en el límite de la normalidad, todo ello ajustado a la presión sanguínea diastólica del paciente. Es por ello que además comparamos la presión sanguínea para ajustar la medición.
¿Cómo se trata el síndrome compartimental crónico?
El tratamiento inicial del síndrome compartimental crónico es conservador, reduciendo la actividad deportiva o modificándola si es posible para evitar su aparición. Evitando el mecanismo que lo desarrolla se evitan los sintomas. Esto es mucha veces frustante, ya que no podemos garantizar que al retomar la actividad no se vuelva a producir. En esta misma línea de tratamiento, utilizamos frio, frecuentemente estiramientos, evitar pantorrilleras, braceras o medias de compresión así como utilizar cremas antiinflamatorias. También son aconsejables las sesiones de maseje deportivo evitando el uso de antiinflamatorios orales al mínimo.
Lo cierto es que en los casos graves, o que las características del paciente (corredor profesional o de competición) en los que el tratamiento conservador no es efectivo se recurre a la cirugía. A diferencia de otras lesiones deportivas, el porcentaje de paciente que padecen un síndrome compartimental crónico y acaban siendo operados es superior al 90%. La técnica quirúrgica para tratar el síndrome compartimental, tanto agudo como crónico se denomina fasciotomía, la cual consiste en realizar una incisión en la fascia de un grupo muscular para disminuir la presión del compartimento. A diferencia del síndrome compartimental agudo, dónde la incisión incluye a la piel y esta se mantiene abierta, en el compartimental crónico se hace por debajo de la piel, lo que denominamos fasciotomia subcutánea, que realizamos través de pequeños orificios o pequeñas incisiones.
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Dr. Revenga Giertych
Traumatólogo